Mi otro yo
Aunque ustedes no lo crean, era mi otro yo. Si hubiera dejado a Laura y la carrera que mi padre quería que estudiara por aquella chica extranjera y su loca aventura, me habría convertido en ese otro. Cuando nos encontramos, mi otro yo pensó que había perdido la razón y yo pensé que aquello no era posible. Le pregunté si era feliz y respondió que no lo sabía. Solo para demostrar que era yo quien había tomado las decisiones correctas, lo empujé a las vías del metro y lo maté.
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