Mi antiguo coche
Aceleré y comprobé que era mi antiguo coche. Me asaltaron los recuerdos y me emocioné. Las salidas con los chicos, deambular solo por la ciudad, recoger a Edith ante la mirada suspicaz de su padre y los viajes a la playa cuando nacieron nuestros hijos. Me situé a su altura para observar a su conductor: era un hombre orondo que se hurgaba la nariz. Me aproximé y lo embestí por un costado. Él me miraba con miedo y con asombro mientras yo divisaba con rabia el pilar del puente que se aproximaba.
Anuncios
Dejar un comentario