Desaparecidos
Acercándose un poquito más al borde del barranco donde se esconde el maquis, gira la cabeza sobre su hombro. Se cerciora de que no la siguen, sonríe aliviada y deja el zurrón entre los matorrales. Le deja una carta llena de faltas de ortografía junto al queso, el pan y el vino. Al bajar del monte la apresa la pareja de la Guardia Civil y la lleva de vuelta al manicomio. Lleva treinta años escapándose a aquel barranco, desde la última vez que lo vio con vida.
Genial, querido Borja. Sigo tu blog con placer. Es uno de los pocos momentos de disfrute y he de felicitarte por haber sabido mantener la calidad a lo largo de todo este tiempo. Enhorabuena y un abrazo.
Muchas gracias, Chamali. Me alegra saber de ti y me halagan tus palabras. Espero que vaya todo bien. Un fuerte abrazo, amigo.