Demasiada felicidad
A K se le criticaba por evadirse en exceso de la realidad a través de la vida. Trabajaba, comía con sus amigos, jugaba con sus hijos y hacía el amor con su mujer. Vivía para no enfrentarse a la ficción, no toleraba el sufrimiento ni las verdades gruesas. Tras un señalamiento de su último psicoterapeuta, decidió encarar sus miedos y empezó con las novelas de misterio. Esperaba tener el valor suficiente para acometer la lectura de aquellas obras en las que las batallas se libraban a vida o a muerte, quizás todavía no fuera demasiado tarde para él.
Viviendo en una realidad paralela, a veces, se encajan mejor los problemas. Muy interesante tu punto de vista. ¡Saludos!
Gracias por tus interesantes aportaciones. ¡Un saludo!